¿Podemos vivir sin mitos o leyendas? Por ejemplo: ¿habría triunfado la religión cristiana sin recurrir a seres divinos y semidivinos, a personajes en cuyas historias abunda la épica y la magia, a los innumerables santos y las santas y los mártires cuyas imágenes se dejan ver en sus templos?
Más que nunca estoy leyendo relatos épicos de diferentes procedencias (persas, nórdicos), que se vienen a sumar a lo que ya conocía de la tradición grecorromana. En todas esas leyendas se ve una misma voluntad de fijar un imaginario colectivo que sirva como referente. Ejercicios de imaginación que nos hablan de lo divino y que son, también, un reflejo de nosotros mismos, o de las sociedades de las que emanan.
No tengo un especial interés por las leyendas del cristianismo. Sin embargo, cuando indago en la antigüedad tardía, tropiezo a menudo con historias de santos o de mártires, y algunas de ellas despiertan mi interés. Me ocurrió, por ejemplo, cuando descubrí por casualidad la historia de Santa Catalina de Alejandría, un relato posiblemente ficticio, como tantos otros. La sorpresa llegó cuando leí que esa leyenda cristina podía estar relacionada de alguna manera con la de la filósofa Hipatia.
Hablé de ello en Twitter, en uno de esos largos hilos que van creciendo a medida que descubres nuevos detalles. Podría exponer aquí un resumen ordenado de toda esa información, pero prefiero mantener la frescura del hilo tal como lo fui desarrollando. Aquí tienen el enlace: Alejandra de Alejandría en tuits.
Nota sobre las imágenes:
- A la izquierda, detalle de un cuadro de Josep de Ribera, en el que puede verse a Santa Catalina; a la derecha Hipatia, en un cuadro de Alfred Seifert.
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